sábado, 25 de febrero de 2012

Una noche con poco brillo, pero con mensajes claros (por NIKI)


 Anoche la fiesta empezó bien y terminó un poco rara. De hecho, se dio algo muy interesante que me dejó pensando mucho en el papel que ocupan los artistas en la sociedad. Y, sí... en algún momento me tenía que poner seria. Esta mañana me levanté analizando a fondo un concepto archi-conocido y que, sin embargo, nunca me había generado la necesidad de interpretarlo en su profundidad: "El artista se debe a su público". Y vamos por partes.

EL ARTISTA. Para determinar qué es un artista, primero habría que definir qué es el arte. Y ante un desafío tan amplio, prefiero resumir esto al mundo de la música (ya que hablamos de músicos) y aplicar una de las definiciones más bellas que escuché por ahí, creo que de Frédéric Chopin: "La música es la magia de encontrar la belleza en ninguna parte". Viéndolo así, el artista es un mago. Pero un mago de verdad, no uno que hace su show en base a la ilusión o el engaño. El artista es un mago que no hace trucos, sino encantamientos verdaderos: hace aparecer belleza donde no había nada. 

SE DEBE. Aquí hay dos significados posibles. Uno es la deuda y el otro es el porqué de las cosas. Veamos, si hablamos del concepto de deuda, al decir que el artista "se debe", implica que tiene que devolver algo, o que él mismo es prestado o "a cambio de" algo. Ese sería el precio de su fama, de su reconocimiento. En cambio, si lo vemos desde el lado del "porqué", la traducción sería: "El artista existe porque...". 

SU PÚBLICO. El público en general es todo el mundo. Pero al decir "su" público, todo de reduce claramente al conjunto de personas que siguen a ese artista en particular. Lo público es de todos, por lo tanto el artista no elije a su público, sino que ellos lo elijen a él. Ellos van a ver y escuchar su magia y se apropian de los encantamientos y del mago.

Perdón si me estoy extendiendo mucho, pero la verdad es que hace tiempo que no reflexionaba sobre esto y creo que vale la pena hacerlo cada tanto. Digamos que esto quedaría como un cuentito así:

"Había una vez mago que hacía aparecer belleza a donde no había nada. Pero al estar solo, el sortilegio no estaba completo. Entonces fue al pueblo y se paró en medio de un grupo de personas. Con sus encantamientos hizo aparecer emociones, recuerdos y sensaciones en ellos. Esas personas estuvieron tan agradecidas con él que lo aplaudieron y le enviaron regalos. Y fueron corriendo a contarle a otras personas sobre la poderosa magia de este hombre fuera de lo común. Con el tiempo, muchas personas lo seguían, le enviaban cariño y regalos, le pedían más de su fabulosa magia y lo ovacionaban cada vez que la hacía. Hasta que un día el mago se encerró en su castillo para hacer su magia lejos de la gente, su cariño, sus regalos y sus ovaciones. Estaba un poco aturdido. Pero cuando intentó hacer su magia, ya no funcionaba... faltaba una parte. Faltaban las emociones, los recuerdos y las sensaciones de la gente. Eso hacía que el sortilegio estuviera completo. Sin eso, el mago había muerto. Se había convertido en un hombre común, encerrado en su castillo".

Así lo aplico para un artista como Morrissey, que se negó anoche a recibir los premios que el público le ofreció en Viña, que no permitió que su concierto se transmitiera para América Latina, que obligó a suspender la competencia de folklore amenazando con que no saldría. O como Luis Miguel, que también restringió la transmisión de su show, que pidió que el personal del hotel no lo mirara directo al rostro, que tuvo muy pocas palabras de cariño hacia el público. Sus shows fueron buenos, no hay que negar eso. Y la gente en la Quinta Vergara los aplaudió con ganas. Pero ya da la sensación de que estos artistas tienen ganas de alejarse de su público, que olvidaron poco a poco que la otra mitad de su magia es la gente. En fin, el ego actúa de maneras misteriosas y tal vez sea el peor enemigo de los magos.

En el otro extremo hemos visto a Salvatore Adamo. Con su cuarto de hora ya pasado y con el 90% de su repertorio poco conocido por las multitudes, llegó para dar todo. Y eso se vio, la gente lo respetó y lo admiró. Al final del show, casi sin voz, se enorgulleció de estar donde estaba, de hacer música, de sacar belleza de ninguna parte. Y estaba dispuesto a seguir hasta quedarse mudo si lo dejaban. Un grande. Su magia podrá gustar o no, pero es innegable que se debe a su público. 

Amigos, de aquí al final de Viña 2012, estimamos que no habrá más sorpresas de este tipo y que A&E va a transmitir todos los shows enteros y sin problemas. Y los invito a reflexionar en cada show, más allá de la música que haga cada artista. ¿Cuánto amor está poniendo en lo que hace? ¿Cuánto le da a su público? ¿Cuánto acepta recibir? ¿Entiende las emociones que genera en la gente? ¿Es agradecido? Espero que no les moleste tanta subjetividad, pero creo que todo esto hace que la magia esté completa. Y brindo por que la magia no se termine nunca.

Besis
NIKI

2 comentarios:

  1. estoy totalmente de acuerdo con vos...!!! hay grandes como diego torres, marck anthony,jose luis perales... q siempre con la humildad de los grandes se deben a su publico.... y estan los q por mas q sean artistas consagrados se han olvidado por q y por quienes estan donde estan.... es una pena q el festival mas importante de latinoamerica se vea opacado por estas egocentricidades de artistas q si bien son grandes se comportan como mediocres...sino fuese por todos aquellos fans q compraron sus albunes en el comienzo de sus carreras ahora no estarian en el festival de viña... y apuesto q serian mas humildes y mejores personas... pero bue...!!! quizas es culpa de nosotros como publico haberlos aplaudido cuando no se lo merecian...!!!

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  2. Hace mucho que no leia un articulo tan acertado y honesto,

    gracias por compartirlo!, no soy artista pero si me encanto con los musicos de verdad

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